Luego de 27 años sin pisar suelo argentino, Queen se presentó el
viernes por la noche en Vélez frente a 35 mil personas. Sin Freddie
Mercury y con el bajista John Deacon retirado, la banda que ha sumado
al cantante Paul Rodgers intentó recrear la mítica trilogía de shows
de 1981 en nuestro país.
Entre las canciones que sonaron en la primera mitad del show, hubo
varios clásicos, como Tie your mother down y Fat bottom girls. La
línea de bajo de Antoher bites the dust disparó la primera gran
emoción. Sin dar respiro, otros temazos: I Want It All y I Want To
Break Free.
También se escuchó C-lebrity, el primer corte de Cosmos Rocks, nuevo
disco de Queen, y otro tema nuevo, que sirvió para que Brian May
presente a Paul Rodgers como "un amigo y un cantante extraordinario".
Frente a las nuevas canciones, Rodgers demostró ser un buen cantante,
y compararlo con Mercury sería injusto para ambos. El gran mérito del
ex Bad Company fue haber despejado por un rato esa idea omnipresente
que Freddie Mercury es irreemplazable.
Más tarde, May tomó asiento en una pasarela que se proyectaba entre el
público y con su acústica creo un instante mágico con su versión de
Love Of My Life. Los celulares formaron una constelación de lágrimas
en la oscuridad.
A continuación, Roger Taylor tomó la pasarela y arrancó con un
fragmento de 39' para luego mezclarlo con I´m In Love With My Car.
Otro momento de emoción se acercaba, Brian May realizó un solo
increíble, demostrando que ha conseguido lo que pocos: un sonido
propio.
Un ojo se proyecta en la pantalla de fondo, dentro de su pupila
apareció la imagen de Freddie Mercury cantando un fragmento de Bijou.
La gente aplaudió a rabiar. La recta final del show fue otra catarata
de hits. Under Preassure le cedió el paso a Radio Ga Ga, acompañada
por una marea de brazos.
A las dos horas clavadas, Crazy little thing called love puso a saltar
a los presentes. Dos últimas canciones de la lista: The Show Must Go
On, que resultó declaración de principios, y el golpe de knout out con
Bohemian Rapsody, en una versión que comenzó con Mercury en la
pantalla tocando el piano y cantando, Brian May, Roger Taylor y la
banda de apoyo se fueron sumando en tiempo real.
Como era de esperar, la euforia del público devolvió a Queen al
escenario. En los bises, la gente esperaba más clásicos. Y los tuvo:
sonaron We Will Rock You y We Are The Champions.
Telón final: la banda en plenitud enfundada en camisetas de Argentina
(May, con la 10 de Maradona) agradeció una y mil veces. El gesto es
tradición, pero esta vez, como una mueca del destino, de fondo sonaban
los acordes de God save the Queen.
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